13 febrero 2013

DESDE MI CAMAROTE - 12 de Febrero

Ya tengo dispuesto mi camarote y cuaderno de bitácoras, así como las oportunas provisiones para mis estancias en este hábitat que tanto me hace sentir serenidad y buen estar, y tanto promete.

Sentado en mi robusta silla, frente a mi paciente mesa, cigarrillo en mano y la copa de ron cerca, cómodo de ropa y ligero de pensamientos, pero repleto de vitalidad e ilusión, me dispongo a poner al día ideas, pensamientos, reflexiones y sobre todo escritos y anotaciones, buscando la lógica y debida cronología de esta nueva aventura.

Puerta cerrada, música preferida sonando tan baja, que casi parece que recita en lugar de melodíar bellos y sentidos versos de admirados poetas, que tanto han aportado a la canción y a la camaradería de varias generaciones y tantos y tantos seres para los cuales no pasa el tiempo, las situaciones y sobre todo la defensa de valores sociales. Música que me anima y ayuda a escribir, pero que a veces también lo impide, pues me traslada, me relaja y hace que me evada de la cruda realidad y sueñe en un mundo mejor, mas justo y mas solidario, animándome a quedarme a contemplar el bello mar, a disfrutar de mis pequeños vicios, que dicen perjudican, pero que a mi me gustan y parecen ya parte de mi vida y existencia, a experimentar el placer de la soledad voluntaria y a sentirme desnudo ante mis sentimientos y sentidos.

Por la ventana, aun se observa un pequeño destello de calidez solar, que la puesta del sol anuncia, ataviando el celeste cielo, disponiendo la venida de la coqueta luna, que hoy parece querer iluminar más y mejor mi lento, pero firme caminar, hasta la llegada del momento del merecido y ansiado descanso, donde espero encontrarme, una noche más con Morfeo o quien quiera que sea o se llame y con el deseo o esperanza de no vivir su expresión mas perturbadora, la “pesadilla”, que me haga despertar ansioso y asustado, por no haber sido capaz, de despierto, afrontar cualquier tipo de temor, exigiéndome prestar atención para reconocer y confrontar esos temores no afrontados en la vida real, para que el sueño sea reparador, lo que me obligaría a una vigilia forzada, cuando más falta me hace estar despierto, despejado, ágil, y hasta perspicaz y avispado en esta nueva aventura vital.

Ahora debería poner al día lo acontecido hasta el momento y planificar y preparar la próxima salida del barco, su bodega, tripulación y hoja de ruta, pero la copa se consumió, el tabaco se hace notar en el pequeño ambiente que me he dotado, el hambre se acrecienta y el ocaso se convierte en alba, por lo tanto esas labores las dejaremos para otro día.

Deseo que mañana tengamos una buena mar y mejor faenar.

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